El etarra Ibai Beobide Arza Manex, jefe del complejo Donosti hasta que fue arrestado en febrero de este año, se desplazó hasta Venezuela y se reunió con el etarra Arturo Cubillas, funcionario protegido por el presidente Hugo Chávez, cuando era un miembro legal -no fichado por la Policía- de la banda terrorista y tenía ya en su haber varios atentados.
En el periodo en el que se calcula que Beobide estuvo en el país caribeño durante 15 días -entre verano y otoño de 2008-, éste se había convertido en un lugar de peregrinación para los etarras, según el testimonio aportado por éstos. El propio Beobide asegura que coincidió en su estancia con el abogado Joseba Agudo Mancisidor, detenido hace un año por su pertenencia a ETA.
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Y no eran los únicos en plena actividad durante esas fechas: en Venezuela estaban el etarra Lorenzo Ayestarán impartiendo, presuntamente, cursillos a miembros de la banda y a terroristas chilenos sin preocupación alguna a pesar de la petición de extradición que el Gobierno español había tramitado contra él, e Iurgi Mendinueta. Ambos fueron detenidos dos años después tras desplazarse a Francia con el objetivo de reincorporarse a la banda. Y hasta Venezuela se habían desplazado Javier Atristain Golfo y Juan Carlos Besance Fenómeno, los dos etarras del comando Imanol, que han estado a las órdenes de Beobide y que señalaron a Cubillas como quien había organizado sus cursillos de explosivos y manejo de armas.
Estos dos terroristas reabrieron la caja de los truenos -ya lo había hecho el juez Eloy Velasco al relacionar al Gobierno venezolano con ETA y con las FARC- cuando aseguraron, tras ser arrestados a principios de este mes, que se habían desplazado hasta el país caribeño para ser adiestrados entre julio y agosto de 2008. Su declaración provocó la ira del Gobierno de Chavez que negó la mayor y permitió que su embajador, Isaías Rodríguez, insinuase que la confesión de ambos etarras fue obtenida bajo tortura.
Sin embargo, los investigadores de la Guardia Civil han comprobado que todas las declaraciones de Golfo y Fenómeno en las que describen sus movimientos en España, se ajustan a la verdad. Han ratificado que, tal y como aseguraron ambos, se trasladaron desde el aeropuerto de Barajas hasta Caracas en días sucesivos y por separado por razones de seguridad: Air Europa ha remitido a los agentes la documentación que demuestra que el 26 y 27 de julio de 2008 fueron expedidos dos billetes de avión con el citado recorrido a nombre de Atristain y Besance.
Utilizaron sus nombres sin dificultad porque, al igual que Beobide cuando estuvo allí, en esos momentos eran miembros legales de ETA.
En realidad, el desplazamiento de Manex a Venezuela se conoció hace dos años, pero hasta ahora no se disponía de los datos suficientes para calibrar su interés. Una investigación realizada por la Dirección General de Prisiones, emprendida tras la declaración de Atristain y Besance, dio con una conversación entre Ibai Beobide y Juana Regueiro. El 16 de noviembre de 2008 Ibai visitó en prisión a la dirigente de la Mesa Nacional de Batasuna y le contó su visita a Venezuela, su contacto con Cubillas y su mujer, la jefa de comunicación del ministerio de Agricultura del Ejecutivo bolivariano y su encuentro con Agudo Mancisidor.
En noviembre de 2008, los funcionarios de prisiones no podían saber quién era el visitante de la dirigente batasuna, pero su historial empezaba a ser abultado. El 17 de abril de ese año había provocado lesiones a siete ertzainas al hacer estallar una bomba de cinco kilos de amonal contra una Casa del Pueblo. El 8 de junio hizo explosionar otros cinco kilos en la sede del diario El Correo en Zamudio. El 20 de julio colocó cuatro artefactos en Laredo y Noja. Ahí pararon los atentados, en verano. En noviembre se produce la visita a prisión y el 31 de diciembre el comando de Beobide coloca una furgoneta cargada con 100 kilos de explosivos frente a la sede principal de EiTB.
Escapó a Francia, de donde regresó en 2009 para dinamizar el complejo Donosti en el que estaban los miembros del Imanol, Atristain y Besance. Cuando preparaba junto a ellos el asesinato de un empresario a principios de este año, fue detenido por agentes de la Guardia Civil. Iba en bicicleta y armado. En su declaración delató a sus subordinados que fueron detenidos hace 15 días cuando planeaban deshacerse de los explosivos que podían incriminarles. Y con sus declaraciones llegó el escándalo.